Mi nombre es Dorian Gray

¿Se imaginan si el personaje de Oscar Wilde se hubiera encontrado (salvando las distancias contextuales) con el famoso mito griego de Morfeo. O mejor aún, con Sísifo encadenado al palo de su mástil para no sucumbir ante el canto de las sirenas rumbo a Ilion..., o con su equivalente y rival simbólico: Narciso? ¿Recuerdan?: Aquel muchacho griego enamorado de su imagen gastada en los espejos, sorprendido por la inquietante relación de su imagen frente a su yo; enamorado de mi mismo... Sorprendente la reflexión de Wilde sobre la soberbia y la maldad humanas y también intrépido tema la cuestión sobre los límites, sobre lo correcto e incorrecto en plena sociedad Victoriana. O sobre el pretexto; enmascarado del amor “homo” y su contención dentro de la estricta sociedad inglesa decimonónica. En el “Retrato de Dorian Gray” y a propósito de la película recién estrenada en 2010, se plasma tácitamente la reflexión sobre esos seres bellos y extraños (malvados y núbiles) que proyectan su destino trá...