EN LA CABAÑA DEL FARMER (Revisado)

Viviste de crédito en la cabaña del farmer, tomando el día por noche y la noche que convertíais en día. Y así te fuiste haciendo joven primero y luego adulto y ya, pasados los veinti cinco, un día al mirarte al espejo un viejo visitó tu cama; ¡eras tú durmiendo! Te alquilabas por horas que hacías que años semejaran. Te lo avisé, que la ponzoña del farmer se acabaría y que el polvo blanco de tu ignorancia no sólo te rompería la pituitaria, sino el alma. Como perro herido, hielo quebrado, llegaste un día. La puerta de mi casa todavía habitada se abrió para ti con lastimosa incertidumbre y algo de curiosidad. Hablamos de lo humano y lo divino. Afuera lloviznaba... Querías saber cómo yo que te doblaba la edad podía aún caminar sobre brasas y tú ya no. Rompió a llover y como siempre, tú sin paraguas.