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Mostrando entradas de septiembre, 2011

¿A Dónde Te Fuiste, Amor? (A Sky Of Honey)

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- ¿A dónde te fuiste amor? ¿A dónde? Si la aurora ya se ha dormido y el urogallo no canta. ¿A dónde? - Si los besos no fueron besos, Sino “píxeles” de aire y humo Entonces; en un sólo “clic” me vi al otro lado del cristal. Como en un cuento de Lewis Carroll, me adormezco En la ponzoña de tu cuerpo, ahora desnudo. Alcanzo a ver la perpendicular de tu sexo (no sin asombro) Como quien ve por ver primera su propio talento Y tú que no sabes del mío; me ofreces en un suspiro. Lúgubre mirada, luz de amianto y deseo… y queman. Te muestras con tal destreza que se diría de ti Que siempre fuiste un ángel. Eres aéreo, eres magnífico Tú que lo sabes ¿Qué haces en la soledad de mi pantalla? O acaso ¿En la penumbra de mi alma?. Eres cuerpo; Mas detrás de todo cuerpo un alma nos aguarda Con alas de piel que saben volar allí donde tú te derramas. En un solo “clic” me enamoras el alma y todo sobreviene entonces. Sal y sudor, rápida mirada y pocas; poquísimas palabras. Reinventamos

Tiempo De Alucinación

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La estrellas se clavaron en mis huesos Mientras huía por el valle lánguido sin aurora Que tus labios incendiaron hace miles de años Y tus ojos destilaron profundos secretos incontrolados Sobre el persistente paraíso de la incertidumbre. Y así fue nuestra historia Así surgieron los Dioses y los Olimpos Que más tarde tuvimos que inventar para amansar el dolor: El dolor de la existencia. Fundadas por las almas y el miedo Desenterramos antiguas mentiras cada cuál a su manera Cada uno en su frontera. Yo del otro lado de tu Atlántico Tú, muy lejos de mi mar Mediterráneo. Aún ahora puedo ver los árboles convertidos En flagrantes antorchas y recelar del aire que te besa Y te envuelve y me bebo en un verso La distancia que nos separa. Detrás de todo tiempo, dejé escrito tu nombre.

Love etc.

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Me hubiera gustado no verte a través de los espejos. Gastar tu cuerpo de puro usarlo y besar tu rostro de eterno enamorado. Me hubiera gustado – entonces – no ser el otro lado del término, aislada ecuación sin raíz cuadrada y a la vez; ápice ineludible unido a este interfaz tan diabólico. Como juego de dados persigo mi destino en esta ruleta rusa de buscarte más allá de los besos que no he dado. Absorto en esta epifanía alegórica parecida al amor. Cansado del deseo, cansado de estar candado; de estúpidas quimeras y de anhelos que por ser sólo eso; me saben a deseo y límite en miel. Pero fuiste tú y tu mirada quienes habéis hecho presa mi alma, apropiandose de mi deseo y mirada y lo peor: de la esperanza. Ésa que duele tanto por ser remota y se genera en las entrañas de quién sabe moverse por la oscura incógnita del alma. Pero fuiste tú, o apenas tu voz ó los ocultos gestos (– que poco margen nos dieron entonces –) los elegidos por Zeus en esta historia sin paraíso. Más cuánta deses