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Mostrando entradas de mayo, 2009

Tierra de Nadie (Homografía)

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Vivo en un mundo dominado por la mirada que además, no deja de sorprenderme, sigue siendo la sede de las lágrimas. Un mundo ficticio hecho de proyecciones y deseos que siendo falsos semejan ser verdaderos. Mi mundo es sólo de hombres. -Las mujeres son el espejo sobre el cual se proyecta la luz de mi raza - Imagen devuelta de sí mismos o disimulada al jugar a ser otro, distinto... Allí, cuerpo y alma van juntos pues quien entrega un cuerpo entrega, sin saberlo, el deseo que abrazó. Mi mundo se agota en sí mismo se consume en esperas e imágenes, en fetiches que visten de uniforme y gastan sonrisas de betún de áspera piel y dulce mirada. Otras veces se irrumpe en escenas inexplicables: "Ocaso de lo proscrito, holografía del dolor, pánico de la existencia" Mi mundo no es mejor o ni peor que otros que tú conoces. Es uno más, cualquiera; siempre cambiante... Tierra de nadie. Ocaso donde la ilusión y el vacío se encuentran. Allí, la mujer es un silencio que el hombre representa, usu

De Galeano a Benedetti (Reseña)

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Con motivo de la presentación de un nuevo libro de Mario Benedetti, "Testigo de uno mismo", editado por Planeta, se ha realizado un homenaje al escritor en el Centro Cultural de España, que pretende subrayar "la importancia y el influjo" de la figura del poeta y novelista de 87 años, dijo uno de los organizadores.Benedetti, quien, con más de 80 obras, se ha convertido en uno de los escritores más prolíficos de este país, dice en uno de sus poemas de este nuevo libro: "La vida es una máquina/que nos arrastra nos guía lentamente/hasta que un día o una noche/llegamos sin corazón ni pasaporte/a la aduana inflexible del ocaso".Lo que se puede leer a continuación son las palabras del escritor Eduardo Galeano dichas en el homenaje que en su oportunidad realizara la Facultada de Humanidades a Benedetti. (Version tomada del audio por La ONDA digital) Eduardo Galeano – Escritor Uruguayo y amigo de Benedetti Este es mi testimonio en homenaje y gratitud a Mario Benede

Adiós al poeta Uruguayo, Mario Benedetti (“In Memoriam”)

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Con los poetas sucede lo mismo que con los paraguas (y perdonen la frivolidad que no se trata de eso aquí y aún menos cuando este escrito ensalza a esta gran voz poética, hoy fallecida). Me explico – “Nos acordamos de Santa Bárbara cuando llueve” – dice el refranero popular – Benedetti lo fue y mucho, pero como a la mayoría de poetas y poetisas del mundo, se les silencia de múltiples maneras y sólo nos acordamos “a lo grande” tras su muerte. Esta leyenda es tan cierta como la vida misma… La poesía vive y pervive en el silencio, ese es su estatus pero merece la pena el intento. Quién amó su poesía supo valorar la voz de un espíritu libre y sencillo. Lleno de bellísima nostalgia que nos habla sobre el amor, el olvido, el tiempo, la patria… la gente sencilla y por ende, las miserias de la vida – y en particular, de la vida poética – Yo quiero ser Mario, y por supuesto todo aquel que se maneja en poesía (éstos sabrán llorarle y cantarle con sana ambición) Se fue otro grande de la llamad

Salir del Laberinto

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Hay tantos lustros de amor… ¿Cuánto puedes demostrar? En esta ausencia que respiro sólo tu recuerdo sirve para evocar el pavor, el gozo y el espanto de tu ensueño. Nacemos como olvidamos, sencillamente; sin saberlo. Hay algo más por devolver. – Todo es lo mismo fingiendo ser “lo otro” - ¿Cómo aprender a estar perdido sin ti? Si, hoy estreno un corazón. Un corazón limpio, sin mácula y sin reproche tampoco. El odio ha dejado de tentarme, también. Ya soy otro, inédito para el mundo... No, no me rindo: "Dame tiempo, dame noches" - dices - (“Yo me aguanto lo que muero si puedo volverte a ver”, nos canta Bosé delirante desde la radio encencida...) Hay tantos lustros de amor… ¿Sabes? – Se me escapa una sonrisa y un suspiro mío se mezcla con el tuyo. Nos miramos y todo lo decimos. - ¿Entiendes? - Estoy cansado de morderme el corazón, no puedo más… Que me partan de una vez. Que me dejen morir junto a un cielo socarrado y plagado de ángeles doctos en el amor yo por si acaso, residiré e

Hedor y Espanto (Crónica de una Sociedad Anunciada)

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Por los tejados pútridos de esta ciudad existe un hedor a cieno y espanto. Símbolo de este mundo tan nuestro, tan lejano y distante que inculpa a diario a cada uno de nosotros. Esta improductiva acción es una buscada argucia del “ego” o del “yo” – según gusten – que nos desborda y afecta a todos y todas por igual. Somos hijos del espanto más antiguo, lo malo es que en dicho trámite perdimos el origen primigenio y llenamos esta pérdida de oro y amianto. De luces y consumo. De video-juegos y consolas, de telefonía ingrata y sofisticada comunicación; para tener nada que decir. O bien poco, a lo sumo… Nada para el intelecto. Todo es ofrecido sin mácula al deseo. ¡Ya todo es suciedad y saciedad! Ya, díscola ambición que se nos fue de las manos y nos arde en la mirada. Y ahora nos miramos el obligo de nuestra oblicua desdicha y nos sentimos a veces ingratos y a veces; falsamente recompensados. La sociedad es ya un sistema que nos devora, que nos grita y se come a nuestros hijos, a nuestras h

Debajo

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Debajo de la nieve que te cubre Esta mi ilusión de lana y mi afecto De pura distancia. Debajo de tu luz talvez, Mi corazón repose un día. Debajo de la distancia que te nombra Una intuición antigua te cerca, Un beso que fue robado, Un abrazo o un tacto huidizo; Como sombra en luna triste. Debajo de la noche que te nombra Sólo sombra, Sólo nombre, Sólo, pobreza y rigor encendidos. Y no es mi culpa que no pueda coincidir En el lugar del primer momento. El destino nos juega, nos nombra y nos tensa Como arco y flecha vencidos ante su gesto. Es él y no los demás, quien nos perpetúa a su capricho. Debajo de tu gesto que es distancia y frío, Y me invita a sucumbir en un mar de lágrima y deseo, Ola que no acaba de llegar y navega en dos direcciones; Está el destino que nos unió fugaz como el viento. Debajo de los mares el olvido nos espera. Abajo, más abajo todavía, El duende de la infancia, El chiquillo que jugó a ser mártir; El joven feliz el día que se enfrento con su destino. Y más allá tod

Al Alba

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Estás conmigo como están mis ojos en el mundo. Luis Cernuda -Mírame- ¿Soy yo el muchacho de tus dudas?, -dime- ¿Acaso no es por ti este sentir sombrío como sombra de luna rota?. -Sí- Soy yo el duende que te espía cuando duermes, quien te seca los labios al besar, quien te arropa en la madrugada más inmensa... -Dímelo- ¿Acaso no es por ti esta noche rota que no cesa? De la distancia que nos separa todavía nadie ha murmurado... Sin mácula en hoja escrita o por escribir, sobre el rumbo que trazan tus hombros de sueño. Si jugamos a buscarnos en los encuentros que sean éstos quienes hablen. Si buscamos del lado de los equívocos, que nos maldigan con la envidia de los vivos. -¿Lo ves?- Ahora las luces se han encendido. Texto: Santiago Calleja Foto: Luizo Vega