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Mostrando entradas de 2009

Lejos del Cielo (Aerial)

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Lejos del cielo, observo tu mirada firme, como un horizonte partido y pido a Dios que nuestro amor nos haga mejores. Lejos del cielo, entierro esta alma y este abrazo consumidos. A sorbos lentos me lavo el alma de todo pecado, de todo azaroso pasado. Estamos tan cerca y tan lejos de la dicha… Tan cerca y tan lejos de todo paraíso, del odio y la desdicha… Aquí, lejos del cielo; el amor se consume con gozo amargo y los días son sólo días, ó bien, la sombra de un pasado que quizás quisimos olvidar. Nada nos cerca ya, nada nos limita o nos paraliza. Y no es cierto que seamos una torpe repetición, una simple variedad de nuestro vacío – no es cierto que el amor ya no exista, aquí, lejos del cielo – Somos los hijos de la infamia, rotos, abandonados, al amparo de toda dicha venidera. Hoy resido en el favor del los extraños, otra vez… Somos sólo aquello que un día imaginamos, lejos del cielo, lejos del odio y de la cólera, el tiempo nos templa y siempre gana. Te iluminas con tristeza, tu so

Nos Miraremos de Nuevo en el Espejo Blanco de un Hada

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Como cada año llegan los turrones, el cava, las cenas con amigos, familia, empresa… llegan los regalos y los gestos bondadosos. Todo preñado de doble simbología, nutrido por una doble moral. Luces en las calles, gentes sonámbulas y niños infectados de promesas e ilusiones y, a lo peor; de falsas revelaciones. Como cada Diciembre, pervertimos el código, mutamos nuestros buenos sentimientos y nuestro perenne esfuerzo por compensar miedos y egoísmos; nos deja en la razón su quemadura… “Nos miraremos de nuevo en el espejo blanco de un hada” – contaba mi madre la Navidad del 77 – y yo le creí. Mi padre en tanto mato a Nöel aquel invierno (lo mató en mi imaginario, claro), cuando con cara austera y lúcida crueldad, reveló sin el menor pudor que su existencia era harto dudosa. “Y... ¿qué hay del los Reyes Magos?” –Espeté sobresaltado– “Peor aún. Tampoco esos bribones existen. Ni lo harán nunca, ni lo hicieron…” Como me dolía ver tanto regocijo en su mirada, tocado sin duda por algún padre de

La Ciudad de los Prodigios

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Nada mas verte pensé: -se ha equivocado- Pero no fue tal la dicha. Pude verte feliz y despojado En una derrota parecida a un final sin salida. Luego, cuando la luz del alba dibuja pétreas perspectivas en la imaginación. Cuando la memoria se parece más a una senda inabarcable. A la ruta sin plano, La isla sin tesoro, A un rezo sin fe, Allí estabas tú en forma de recuerdo. El tiempo se encargó del resto: Ordenar el despojo, Atinar lágrimas derramadas, Limar el aguijón del odio. Todo será mejor después de que hayas llorado, Pero no antes -pensé- De la ciudad de los prodigios Las hadas de la infancia nos llevarán de nuevo Al patio del recreo. Los juegos olvidados serán reglas y normas sagradas Que jamás deberemos olvidar. Ojala el odio no duela más Ni la infancia fría y lejana, Ni el futuro incierto y temeroso, Siembren semillas al dolor. Imagen por http://www.luizovega.net/Revolushion/ , Colleción "Preformer I", 2009

La Noche y Las Carreteras (Slow)

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No corras... ¡Te esperamos! La noche y las carreteras se hicieron para huir. De tiempo y tesón se ungen los sueños y los míos; esperan retorcidos a que tu voz temple esta historia de noches largas, de inviernos en edredón… Dejé Wikipedia para los tristes convictos de la red, – Allí no hablan de ti – No me dejes este pan y este hambre, juntos. Deseo sólo fijarme en lo que importa, no más luz o tinieblas. No más tristeza, crisis y destellos de fulgor ahogados (Noticias transeúntes de los trasmundos suenan en la radio) La hiper-realidad de esta ciudad me ahoga y sólo tú naces como oasis, como la nada que me deriva hacia ningún lugar. Harto de todo y todos me despojo en las esquinas, en las bibliotecas, de mi propio hedonismo; de mi propio conocimiento. Subo a los campanarios, me suicido por las esquinas del olvido…Escribo entonces, justo antes; en el “Face” mi propia esquela: Una triste canción que nadie comprenderá y que contiene tu nombre: – “Ven, contamíname, mézclate conmigo… qu

Reflexiones y Tentaciones

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Todas las cosas fingidas caen como Flores marchitas, porque ninguna Simulación puede durar largo tiempo. Cicerón Oigo el rumor del mundo atravesar mi ventana. Afuera todavía pasa la vida Ruge el destino Urde su tela la araña. Todavía hoy la esperanza es la suerte de no saberse, No encontrarse; No reconocerse en la pétrea mirada... Hay días en que no quiero saber quién soy. Esos momentos transcurren a costa De un exceso de conciencia, mañana. ¡Mis pequeñas expresiones! Son como gotas de ontológica esperanza. El arte de desdecirse, De duplicarse o de sumergirse en la soledad Más absoluta. Edificar el mundo a mi pesar. Pensar el sentido de aquello que es pura quimera, No es un trastorno reciente. Siempre anduve en las nubes bajo el aspecto de Lince encantador. Me interesa lo caduco por venir, Aquello que vaticina su triunfo. Me seduce saberme en los andamios del pensamiento; Tejiendo y descifrando las urdes del significado. No por ello -y sí a mi pesar- la lírica se escapa Entre mis manos

"La Pipa" (de Magritte*)

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Esta pipa no es una pipa, sino el asidero de tu ignorancia. El límite preciso de tu miseria; quizás se parezca al lugar donde van ancianos pensamientos, los sapitos del asco, la lujuria trasnochada o la hoguera de las vanidades. Todo conocimiento remite al caos del que procede. Es decir, lo que ves no es lo que ves sino lo que sugiere. Ese es el trazo de la realidad que se confunde con su metalenguaje. Si, lo sé; “no te interesa” y hundes la cabeza distrayéndote de lo importante. No, no es el mundo que observas cabizbajo sino el que desearías y por el cual vives. Ahora, levanta la cabeza y mira: Esta pipa no es una pipa –insisto- Mudas la visión, te retuerces de puro desespero. “No me gusta la vida” (alegas) “Si, a nadie…” –respondo- pero vuelve a mirar y dime “¿Es esta pipa una pipa?” ¿Cómo? ¿Te importa lo más mínimo…? Abandono todo intento por hacer que piense más allá de tu mañana, siquiera de tu presente. Alejarse a veces; es no querer ver más que apenas unos centímetros de realida

Acto de Contrición

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El Cristito de barro se ha partido los dedos En los filos eternos de la madera rota. Federico García Lorca I. Nadie sueñe, Nadie goce con vehemencia, Nadie copule son la Salvación. Nadie escriba nombre de hembra en el brazo de su hermano, Ni abrace cuerpo de varón de endeble encarnadura Justo donde el corazón desfallece en falo de prodigio. Nadie dude, que nadie observe. Vigilar o castigar el impudor Será codicia de unos pocos. II. Nadie tuerza el metal o tense el arco De flechas devoradas por el viento. Nadie pronuncie nombre de varón en vano. Nadie, en vano, rece al Jesús Nazareno de su deseo. Nadie traiga las manos manchadas; abiertas como llagas Y el corazón castigado, Cerrado a la esperanza. Nadie prohíba o prescriba. Nadie caduque su deseo O trasmute en ilusión o porcelana… III. Nadie lea versos sentado en la orilla de un hábito. Nadie hable de ilusión al besar a los muchachos más bellos. Nadie diga nadie, Ni nunca; Ni nada. Jamás se mienta con sigilo. Desdecirse Desdicharse. IV.

El Teorema de Euclídes

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El Teorema de Euclídes esconde la ley que marca con pura perfección cuerpo y materia, luz o rostro hechos a imagen y semejanza de un potente Creador (demiurgo de su miseria) Sólo el cuerpo que es alma cumple a la perfección los designios de Zoroastro, de Belcebú, de aquel antiguo Zaratustra. Antiguos dioses o soles sin firmamento que también dijeron su ley, hoy inconclusa. No haya mandamiento, sino puro límite y pureza devorados. Escombros del entendimiento para construir una ley antigua que hoy nos sirva, nos pronuncie, nos prescriba y designe la magnitud del caos que nos habita. Somos hijos de un Dios huérfano que quiso ser dicho mas no sin zozobra, no sin dolor, no sin llanto. Dame esa línea infame que es tu cuerpo, rómpeme si es ese mi destino o márcame el camino donde todos seremos confundidos por una fe perversa. Danzamos dentro del caos que nos representa. Morimos absortos en el abuso, colmados en la mansedumbre tumefacta del deseo. Erigidos y repletos de mentiras como letanías

Barcelona: Voz en Off

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Comienzo, Cada hoja de este cuaderno Que abraza pensamientos Y olvida recuerdos… Explicar solamente Aquello por lo que soy yo mismo. Tan sólo el deseo de atender a lo que importa, Me conmueve. Vista, oído, voz o tacto, Un susurro junto a mi boca, Una palabra apenas pronunciada... La vida comienza cada día Por el mismo lugar. ¿Ojos que observan la vida, O la vida que existe para un sólo ojo Que observa? La ciudad, Nocturna y elegante Cansada ya de asfaltos Y pasos de vida… (Mi transeúnte intención sigue intacta) Me pareces aún más bella. Vestida con neones y semáforos, Coronada de multitudes que te desdicen. Tus calles, Apenas manchadas por el paso de ciudadanos y turistas. Vivimos dentro de ti Como se viven sin saberlo; los sueños… ! No sé cómo debo quererte ¡ Ciudad incendiada por el sol, Gastada por el uso de tus comercios Y el trasiego de lo cotidiano. Ni una plegaria por ti. Ni una canción precisas. Ni gratitud, ni ausencia. Sólo gritar tu nombre En cada esquina. Nosotros no te con

La Ecuación y el Hombre

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Del Ícaro de la infancia La perla que fue y hoy añoramos, La lengua de la mariposa moribunda, La caja con cromos repetidos, Los sábados de sol en la piscina Sentados al borde de momentos calurosos. Panorama mezclado en al memoria De una infancia llena de áspera ternura Se repite. Somos el resultado exacto Producto de nosotros mismos, No más. Sin acierto a veces, llenos de luz otras tantas. Frente el espejo cóncavo hecho pasado Hacemos el recuento a lo imposible. La memoria se encarga de elegir el rastro preferido Recreado y tenaz que nos maltrata. Un ángel pasó cercado por el son de sinuosas alas, De sabía confusión; De voces que traen y nombran quien fuimos Que juzgan y saben matar. Deja de llorar y cierra la morada. Sigues en tu brecha tenaz, otra vez sólo (mas no en soledad) Sin rumbo fijo preparas tu futuro para el nuevo hombre que eres.

Dádiva

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Cuando tengas un minuto Regálame un minuto de tu alma. Cuando una hora te sobre, Regálame la eternidad en tu mirada. Sin tiempo el amor no vale nada, Ni beso, Ni abrazo, Ni alma le reclaman. Mas cuando el tiempo te sobre Me lo dirán tus ojos Como espejos o crisoles de rítmica mirada. Nada vale más la pena que este esperar pausado, Sereno, Cansado, De amor dilatado. Falto de pasión talvez, Mas nunca ausente de esperanza. La libertad se dice de muchas maneras. El tiempo, como el amor en su fronda, Sólo sabe de esperas y aceras largas. ¿Caminas tú hacia el amor? - No, es él quien acude a mi llegada - Impuntual (como siempre), inesperado y por supuesto, Reclamando almas. Dejemos hablar al tiempo Deja que el amanecer te encuentre apenas dormido. Mi hombro junto a tu hombro. Nuestras miradas se igualan en el horizonte plomizo del deseo. Que tu aliento colme mi alma de callados secretos entonces. Antes del alba, cuando es tiempo de confesos secretos: - Te quiero - , me dijiste al oído. El amo

No es por Casualidad

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Para Amir... (verano 2011) No fue por casualidad que aquel día fuese fuego y calor de verano. A veces, el destino nos templa y nos prepara la cama para el azaroso rostro del amor. Tuve sed, entonces. Entré en aquel local impulsado por la simple osadía de mediar en lugares donde, de otro modo, no me aventuraría. Música exótica, alta, muy alta; gente sola, mirones y mujeres gordas. Fui víctima de sus miradas que, seguramente, me reprochaban mi falta de tinieblas. - ¿Qué va a tomar? Espetó en mi cara el camarero, negro cual azabache. Al fondo sonaba  música rapsoda de timbales y el olor a incienso y sudor se mezclaban en mi nariz. – Ron negro y cola, respondí. Busqué con mirada ansiosa en aquel cuadrilátero de sombras y personajes gastados por lo cotidiano que daban la impresión de haber estado allí siempre. Jamás hubiera entrado en aquel local, pensé para mis adentros. No fue por casualidad que aquel día fuese fuego y calor de verano. Amir tenía veinticuatro años, rostro sinuoso,

Señor de lo Imposible (Carta a Dios)

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Señor mío, Tu que eres luz en las tinieblas, que sabes del sufrimiento y del dolor propio y ajeo, que te miras en todos los espejos, que de todo te sirves y te sirven en todo; pues todo y Tú se dirá siempre igual. Mi amado Señor, Tú que estás y que no estás, que lloras y que ríes (a veces a carcajadas en liturgia) que amas en el despropósito y eres amor propio y ajeno. Que de todo sabes, pues estas donde nadie se aventura y escondes aquello que el hombre pretende. Eres más verdadero que cualquier mentira; pues te nutres de la misma vacuidad (que no de la nada) en el amor, en el vacío, en lo inmenso. Allí, sufres y nos sufres y nos das y robas el sentido que tanto buscamos y estas en todos y en nada. El Dios de las bendiciones y el del castigo, para otros pura fe; por siempre irreverente y benigno, codicioso, juguetón, divino en la indiferencia y maravillosamente cara y cruz de nuestra pena. Me nutro en tu misterio, del mío propio y Tú, bendito Dios del amor, rostro que besa sin ser vis

El Mar

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Escucha como el viento me llama galopando Para llevarme lejos. Deja que todo pase, que todo sea, Mientras que yo, bajo los grandes ojos de la noche Pura levedad efímera Descanso en suspiro el tacto que nos templa. No es cierto que olvidé el amor oscuro, El roce perfecto de la fugacidad... El amor es del mar, a veces. Pasa y se lleva al menos cinco cosas, Cinco acentos, cinco temores todavía: Uno es un beso fugaz (beso de primerísima vez), Lo segundo, un suspiro acompañado de un leve escalofrío. Un rayo que atraviesa la razón es lo tercero. Lo cuarto son tus ojos, azules y perfectos Como dos horizontes callados. La quinta cosa es aquella que me impulsa a escribir Y reside en mi pecho. El amor de los marineros es fugaz, ya otros lo cantaron. Del primero al último del más elegante al ultramoderno, Los poetas amaron la fugacidad Y la expresaron con tinta derramada. En ese pasar se gesta la suerte de una verdad chiquita Redonda, sinuosa y huérfana que alimenta todo presente. Los marine

101 Kid

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A Darío Mikonos, 1988 Viniste a robarnos la inocencia en un solo día. Nadie dijo tu nombre de forma más tenaz, más verdadera que durante aquellas tardes, al sol de nuestra presencia; cansancio de un verano que aún hoy se repite. Tomaste, carne y materia e hiciste aquel chiste fácil de muchacho indolente que tanto fastidio me causó. Yo era un espejo entonces; donde los muchachos reflejaban su indolencia y asombro; al abrazar a quien fui con apenas veinte años. Vivimos noches insomnes al son de besos y de abrazos. Confesiones que hoy no pretendo revelar. Hay tantas voces por cantar, tantos cuerpos que profanar y tanta egolatría mal administrada - pensé -. Al día siguiente de tu llegada, toda la casa ardía. Todo era fulgor y luz. Nadamos en la piscina. Del salón a la cama, de la cama al arenal, de la ducha a los abrazos… y ese calor que nos elevaba sin cesar. Dijiste - He traído mi pijama de rayas - y yo te miré con recelo, envidia y algo de rebeldía pues, cómo no sucumbir ante tan

Ególatr@

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Vivo del humo y del aire, De un suspiro que salio de tu costado. Me pierdo en los espejos, Mudo mi talle en las laderas de los ríos Y con los deseos, hago espadas Para luchar en los mejores torneos. Busco el humo de tu mirada Me alimento con cada sílaba robada. Nada es mío, nada me pertenece; Soy por ende en los demás: Animal de la noche. Vampiro de la mañana. Nada creo que no haya consumido antes. Juego al cerco y al laberinto; También la derrota me tienta a veces. Nada me es dado: Ni la belleza siquiera. Ó la fama de fauno… Nada es mío. (Tú has puesto en mí todo lo que quedaba de ti) Ven, toma este cuerpo que no es mío, Que no es dádiva, siquiera. Me muestro en todo y me presto al deseo. (Sólo por el placer de mostrarme, y me vanaglorio por ello) Atravieso los espejos de tus ojos que son un sendero huidizo. Tampoco ese mérito es mío. Soy tu holografía acariciable, visión de un mundo virtual y canalla. Aplaudid, aplaudid… ¡Con júbilo os bendigo! He robado tu deseo -¿lo sabías?- Lo he

Planeta Imaginario

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Allí donde imagino el mundo está la paz de tu suerte, el cálido calendario, la máquina de escribir gastada por el uso de lo cotidiano. la taza de café o el portafolio donde recomponer mágicamente mi mundo y tu mundo recordando mi silencio en tu silencio y mi ensueño acurrucado. Allí donde imagino el mundo la paz es una suerte de virtud y la virtud el lugar predilecto de los hombres. Allí donde juegan a buscarse la fe, el amor y la muerte; descansa esta suerte de poema conjugado. Donde el mundo me lleva justo a tu lado, donde ser más verdadero y donde cumplir con júbilo la suerte que me atenaza. Es allí donde juega la esperanza al trazado de predilectos pensamientos. Los sapitos del asco las virtudes todavía frescas juegan a encontrarse allí; donde cede el diccionario. Donde mi cuerpo buscó tu cuerpo, donde la fe rompió un día los espejos. Donde jugamos a ser libres al querernos; existe un destino adormecido un universo de palabras y un te quiero arrinconad

Rayo al Porvenir

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No sé explicar aquel abrazo que no llega. El silencio pronuncia nombres Que el corazón desconoce. Hace ya mucho que te fuiste... Pasos lentos de arena. Arena en lenta letanía. Ni playas, ni palabras precisa tu leyenda, Acaso, apenas un río de ilusión donde Ahogar la tristeza. Rayo al porvenir, Mirando las estrellas Una noche cualquiera, un cielo cualquiera... Una garganta gastada de llamarte, Garganta de luz que rompe gritos y agonías. Tan sólo del dolor surge la verdad. Lo inexplicable es lento y sencillo. Santiago Calleja Foto - Luizo Vega

Cómo Pudiste

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a Jaime, en silencio Cómo pudiste decir mi fiel amigo que un reflejo no habita en el silencio. Si un reflejo fue aquel que ya no somos, ¿dónde si no morirán los besos que no dimos? Cómo pudiste decir al son de horas gastadas que la tristeza no es tristeza pues el tiempo juega en sus horas muertas con los restos del naufragio. Cómo pudiste, si tu cuerpo de tangente atleta, tu semblante álgido y viril, desmienten tu esfuerzo por decir frases que aprendiste de memoria en libros esquivos. Y a mí me alcanzó la dicha de valorar tus tesoros. Todo tu, afirmación rotunda de frases cuyo significado te está vedado, por esos giros graciosos del cielo. Todo tu, hecho de vigor no menos que de dulzura desmientes en un fugaz segundo todas tus afirmaciones en ese gesto ausente y sin hechizo. Cómo pudiste tú; decir que Cristo ya no era Cristo que el cielo ya no era el cielo: que el amor está en otra parte y no aquí yaciendo a nuestro lado. por Santiago Calleja

La Sed de las Palabras

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"Es verdad que las palabras solas están en sed y mueren huérfanas de olvido" Cada verso se parece a la ponzoña de un sueño El mismo que va haciendo posible Mentira y realidad que se confunden. La osadía de querer perdurar nos alimenta, Nos deja la tiranía de un gesto, Todo a un tiempo, sin remedio. Transparencias que se parecen al deseo, -Un anhelo quebradizo es la escritura- Intuición inefable y procelosa A su vez de olvidos inefables. Orgías de pensamientos y palabras Violentas de significados y de anhelos. Horizontes sin duende, Aromas sin cadencia, Duna de dolor es la poesía: Oficio de un porvenir inexplicable. Y saberlo "todo" no todo lo resuelve ni lo ampara. Hay que gritar que perdimos el rastro Que no hay camino sin tormento que verter En recipiente de palabras. Los infiernos de la belleza No siempre son musicales. No rima la experiencia Con la razón poderosa del corazón. Herida que no cesa de sangrar Un llanto de generaciones eternas. Y todas las noches de

Poetas Neo-Maricas (ó el Fin de la Alteridad)

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A Iván Silén, poeta de la alteridad. A su obra que flota misteriosamente sobre nuestras cabezas. Olvídate de quien eres y lo que viniste a buscar. De nada sirven aquí tus astucias. Estás vencido antes de llegar... Son las 12:45 p.m. Tu reloj se paró. Pudiste decir si o pudiste decir no, mas eso ahora no importa. Has venido para ser vencido, para ser venerado, para ser abusado. A eso viniste, tú y los tuyos, que no al cerco o al viento; no sólo al amor o a las tinieblas. Vinisteis para luego huir hacia vuestras vidas. (Tú y tu chavalito, los dos como gélidos adonis, ungidos en sendos "yoes" omnipotentes, de hermosura infinita aunque ignorantes de la vida). ¿Sois poetas o sois efebos? Enseñad vuestros bíceps, vuestras piernas de mármol, las bocas de amianto. Labios y piernas, brazos de inédita perfección os decoran. No hay miedo y no hay espanto. El deseo se consume como vaso de agua: tan sólo cuando hay sed. Sois por ello, poetas, poetas neo-maricas; llenos de amor y por tant

Quiero ser Oscar Wilde

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Yo quiero ser Oscar Wilde : Salir de los armarios, royendo la madera sucia del tiempo. Quiero ser el viento y la luz que salieron de sus manos y gritaron libertad. Quiero ser Oscar Wilde , - sí, ya lo dije antes - y buscar mi alma en los espejos turbios del viento y romper los cimientos en los que fundamos nuestros deseos, nuestros anhelos. Proclamo que quiero y soy ya; Oscar Wilde . Por ello, me enamoro en cada esquina de la belleza transeúnte y fugaz de algunos muchachos sombríos que recorren las callejas o los barrios más villanos de mi ciudad. Camino a veces persiguiendo a las ratas por sus alcantarillas, bajo los balcones en flor, en los sótanos de las cantinas de esta ciudad ardua y distante. Juro y canto que con él, devengo en todos los demás para dejar de ser yo mismo. Me parezco a Walt Whitman , a Silvia Plath , a García Lorca , a Cernuda o Villena ; al amado Kavafis … (Ellos vivieron y viven todavía en al absoluta ignominia y por ello perduran en un soplo que les hace

La Cera de Enfrente (Pride Barcelona 2011)

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¿No eres tú -muchacho en Jeans- espléndido en tu hiniesta y álgida adolescencia aquel que nombran lenguas de doble filo? ¿Ni tu mirar sombrío, tu hechizo de gélida pureza, tu luz hecha al fin resplandor; los que serán maltratados en una humillación indecible? Es la sociedad quien inventa la flecha y el veneno que te cercan. Tu no les oigas, no les mires. Apolo en flor, luz y cadencia: hombre de tu mañana. Que giman hasta quedarse gélidos en su indolencia, sucios en su incomprensión, rotos en desaliento y sin rezos que ofrecer a tus templos. La cera de enfrente está repleta de flores y de nubes huidizas -tú que lo sabes bien, no les oigas, no les mires, apenas- Pasas desafiando con tu silbido a las fuerzas del orden. Déjalos, muchacho, permite que tu cuerpo sea diana de su deseo. No les calles, no les mientas tampoco. Ofrécete sin mácula a sus antojos. Deja que su ira inunde lo inabarcable, que brote su risa como lava sucia. Permítete esos excesos... El fruto de Nabuconodosor ser

Odiseo y Orestes

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"Los poéticos ojos, el pálido rostro, nunca hallaré de nuevo aquellos labios" Constantino Kavafis No pude acceder al vitral costado de tu nombre, hecho cuerpo, lúcido y sabio; tan solamente concebido como insomnio en la Hélade o en la antigua región de Anatolia. Tu cuerpo fulgurante es canto o ruego, también queja ensangrentada, lápida de la memoria y río donde bañar -no sin pena- el recuerdo de tu presencia. Las manos sabias y rugosas. La tez de héroe troyano: ¿No fuiste tú, acaso, quien enterró los astros aquella noche sin luna desde Ilion? -¿recuerdas?- (su antigua gloria fue la pena de Troya) -explicabas- Desde Ítaka llegaron con fulgurante furia, luciendo flagrantes la ira de su conquista, los griegos. Más tarde fuimos ambos náufragos nocturnos cercando el fuego de antiguos imperios. Cantamos versos y bebimos himnos en duermevelas de amor: Píndaro, Eurípides o Virgilio... Todo hablaba de nosotros, toda estrella vista, todo montículo vislumbrado, todo

La Felicidad que Transita (poema revisado, 2009)

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Buscar la felicidad que nos eleva, nunca la que nos acomoda. Dejar los ojos entre líneas de libros esquivos, Borrar las zanjas del pasado. Olvidar el dolor. Olvidar quien lo causó. Buscar una felicidad lúcida, nueva, iconoclasta; Que nos trascienda y nos atribuya al hacernos sentir Partícipes y plenos ante un mundo que quizás no nos comprenda. Olvidar siempre, olvidar todo; respirar de nuevo y borrar de los corazones La ponzoña del veneno y el rencor. El amor es así: “Hice lo que tenía que hacer” – En verdad, ¿eso hiciste? – Tu partida fue el mejor regalo que jamás me hicieran. Olvidar, olvidarte, olvidado…. Conjugo con gracia las fuerzas de la memoria y me mezclo con ella. ¿De veras pensante que tu mediocridad de necio me tocaría? Olvidar, olvidado, olvido…. Rueda y conjuro permanentes. Cantar al Universo, con la garganta mirando hacia las estrellas: nuevos amores, nuevos universos, muchas posibilidades venideras. Cuerpos nuevos que transitar con gozo y la ternura que ignoraste ya per

Tierra de Nadie (Homografía)

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Vivo en un mundo dominado por la mirada que además, no deja de sorprenderme, sigue siendo la sede de las lágrimas. Un mundo ficticio hecho de proyecciones y deseos que siendo falsos semejan ser verdaderos. Mi mundo es sólo de hombres. -Las mujeres son el espejo sobre el cual se proyecta la luz de mi raza - Imagen devuelta de sí mismos o disimulada al jugar a ser otro, distinto... Allí, cuerpo y alma van juntos pues quien entrega un cuerpo entrega, sin saberlo, el deseo que abrazó. Mi mundo se agota en sí mismo se consume en esperas e imágenes, en fetiches que visten de uniforme y gastan sonrisas de betún de áspera piel y dulce mirada. Otras veces se irrumpe en escenas inexplicables: "Ocaso de lo proscrito, holografía del dolor, pánico de la existencia" Mi mundo no es mejor o ni peor que otros que tú conoces. Es uno más, cualquiera; siempre cambiante... Tierra de nadie. Ocaso donde la ilusión y el vacío se encuentran. Allí, la mujer es un silencio que el hombre representa, usu

De Galeano a Benedetti (Reseña)

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Con motivo de la presentación de un nuevo libro de Mario Benedetti, "Testigo de uno mismo", editado por Planeta, se ha realizado un homenaje al escritor en el Centro Cultural de España, que pretende subrayar "la importancia y el influjo" de la figura del poeta y novelista de 87 años, dijo uno de los organizadores.Benedetti, quien, con más de 80 obras, se ha convertido en uno de los escritores más prolíficos de este país, dice en uno de sus poemas de este nuevo libro: "La vida es una máquina/que nos arrastra nos guía lentamente/hasta que un día o una noche/llegamos sin corazón ni pasaporte/a la aduana inflexible del ocaso".Lo que se puede leer a continuación son las palabras del escritor Eduardo Galeano dichas en el homenaje que en su oportunidad realizara la Facultada de Humanidades a Benedetti. (Version tomada del audio por La ONDA digital) Eduardo Galeano – Escritor Uruguayo y amigo de Benedetti Este es mi testimonio en homenaje y gratitud a Mario Benede

Adiós al poeta Uruguayo, Mario Benedetti (“In Memoriam”)

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Con los poetas sucede lo mismo que con los paraguas (y perdonen la frivolidad que no se trata de eso aquí y aún menos cuando este escrito ensalza a esta gran voz poética, hoy fallecida). Me explico – “Nos acordamos de Santa Bárbara cuando llueve” – dice el refranero popular – Benedetti lo fue y mucho, pero como a la mayoría de poetas y poetisas del mundo, se les silencia de múltiples maneras y sólo nos acordamos “a lo grande” tras su muerte. Esta leyenda es tan cierta como la vida misma… La poesía vive y pervive en el silencio, ese es su estatus pero merece la pena el intento. Quién amó su poesía supo valorar la voz de un espíritu libre y sencillo. Lleno de bellísima nostalgia que nos habla sobre el amor, el olvido, el tiempo, la patria… la gente sencilla y por ende, las miserias de la vida – y en particular, de la vida poética – Yo quiero ser Mario, y por supuesto todo aquel que se maneja en poesía (éstos sabrán llorarle y cantarle con sana ambición) Se fue otro grande de la llamad

Salir del Laberinto

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Hay tantos lustros de amor… ¿Cuánto puedes demostrar? En esta ausencia que respiro sólo tu recuerdo sirve para evocar el pavor, el gozo y el espanto de tu ensueño. Nacemos como olvidamos, sencillamente; sin saberlo. Hay algo más por devolver. – Todo es lo mismo fingiendo ser “lo otro” - ¿Cómo aprender a estar perdido sin ti? Si, hoy estreno un corazón. Un corazón limpio, sin mácula y sin reproche tampoco. El odio ha dejado de tentarme, también. Ya soy otro, inédito para el mundo... No, no me rindo: "Dame tiempo, dame noches" - dices - (“Yo me aguanto lo que muero si puedo volverte a ver”, nos canta Bosé delirante desde la radio encencida...) Hay tantos lustros de amor… ¿Sabes? – Se me escapa una sonrisa y un suspiro mío se mezcla con el tuyo. Nos miramos y todo lo decimos. - ¿Entiendes? - Estoy cansado de morderme el corazón, no puedo más… Que me partan de una vez. Que me dejen morir junto a un cielo socarrado y plagado de ángeles doctos en el amor yo por si acaso, residiré e

Hedor y Espanto (Crónica de una Sociedad Anunciada)

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Por los tejados pútridos de esta ciudad existe un hedor a cieno y espanto. Símbolo de este mundo tan nuestro, tan lejano y distante que inculpa a diario a cada uno de nosotros. Esta improductiva acción es una buscada argucia del “ego” o del “yo” – según gusten – que nos desborda y afecta a todos y todas por igual. Somos hijos del espanto más antiguo, lo malo es que en dicho trámite perdimos el origen primigenio y llenamos esta pérdida de oro y amianto. De luces y consumo. De video-juegos y consolas, de telefonía ingrata y sofisticada comunicación; para tener nada que decir. O bien poco, a lo sumo… Nada para el intelecto. Todo es ofrecido sin mácula al deseo. ¡Ya todo es suciedad y saciedad! Ya, díscola ambición que se nos fue de las manos y nos arde en la mirada. Y ahora nos miramos el obligo de nuestra oblicua desdicha y nos sentimos a veces ingratos y a veces; falsamente recompensados. La sociedad es ya un sistema que nos devora, que nos grita y se come a nuestros hijos, a nuestras h

Debajo

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Debajo de la nieve que te cubre Esta mi ilusión de lana y mi afecto De pura distancia. Debajo de tu luz talvez, Mi corazón repose un día. Debajo de la distancia que te nombra Una intuición antigua te cerca, Un beso que fue robado, Un abrazo o un tacto huidizo; Como sombra en luna triste. Debajo de la noche que te nombra Sólo sombra, Sólo nombre, Sólo, pobreza y rigor encendidos. Y no es mi culpa que no pueda coincidir En el lugar del primer momento. El destino nos juega, nos nombra y nos tensa Como arco y flecha vencidos ante su gesto. Es él y no los demás, quien nos perpetúa a su capricho. Debajo de tu gesto que es distancia y frío, Y me invita a sucumbir en un mar de lágrima y deseo, Ola que no acaba de llegar y navega en dos direcciones; Está el destino que nos unió fugaz como el viento. Debajo de los mares el olvido nos espera. Abajo, más abajo todavía, El duende de la infancia, El chiquillo que jugó a ser mártir; El joven feliz el día que se enfrento con su destino. Y más allá tod

Al Alba

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Estás conmigo como están mis ojos en el mundo. Luis Cernuda -Mírame- ¿Soy yo el muchacho de tus dudas?, -dime- ¿Acaso no es por ti este sentir sombrío como sombra de luna rota?. -Sí- Soy yo el duende que te espía cuando duermes, quien te seca los labios al besar, quien te arropa en la madrugada más inmensa... -Dímelo- ¿Acaso no es por ti esta noche rota que no cesa? De la distancia que nos separa todavía nadie ha murmurado... Sin mácula en hoja escrita o por escribir, sobre el rumbo que trazan tus hombros de sueño. Si jugamos a buscarnos en los encuentros que sean éstos quienes hablen. Si buscamos del lado de los equívocos, que nos maldigan con la envidia de los vivos. -¿Lo ves?- Ahora las luces se han encendido. Texto: Santiago Calleja Foto: Luizo Vega