Entradas

Mostrando entradas de junio, 2009

La Cera de Enfrente (Pride Barcelona 2011)

Imagen
¿No eres tú -muchacho en Jeans- espléndido en tu hiniesta y álgida adolescencia aquel que nombran lenguas de doble filo? ¿Ni tu mirar sombrío, tu hechizo de gélida pureza, tu luz hecha al fin resplandor; los que serán maltratados en una humillación indecible? Es la sociedad quien inventa la flecha y el veneno que te cercan. Tu no les oigas, no les mires. Apolo en flor, luz y cadencia: hombre de tu mañana. Que giman hasta quedarse gélidos en su indolencia, sucios en su incomprensión, rotos en desaliento y sin rezos que ofrecer a tus templos. La cera de enfrente está repleta de flores y de nubes huidizas -tú que lo sabes bien, no les oigas, no les mires, apenas- Pasas desafiando con tu silbido a las fuerzas del orden. Déjalos, muchacho, permite que tu cuerpo sea diana de su deseo. No les calles, no les mientas tampoco. Ofrécete sin mácula a sus antojos. Deja que su ira inunde lo inabarcable, que brote su risa como lava sucia. Permítete esos excesos... El fruto de Nabuconodosor ser

Odiseo y Orestes

Imagen
"Los poéticos ojos, el pálido rostro, nunca hallaré de nuevo aquellos labios" Constantino Kavafis No pude acceder al vitral costado de tu nombre, hecho cuerpo, lúcido y sabio; tan solamente concebido como insomnio en la Hélade o en la antigua región de Anatolia. Tu cuerpo fulgurante es canto o ruego, también queja ensangrentada, lápida de la memoria y río donde bañar -no sin pena- el recuerdo de tu presencia. Las manos sabias y rugosas. La tez de héroe troyano: ¿No fuiste tú, acaso, quien enterró los astros aquella noche sin luna desde Ilion? -¿recuerdas?- (su antigua gloria fue la pena de Troya) -explicabas- Desde Ítaka llegaron con fulgurante furia, luciendo flagrantes la ira de su conquista, los griegos. Más tarde fuimos ambos náufragos nocturnos cercando el fuego de antiguos imperios. Cantamos versos y bebimos himnos en duermevelas de amor: Píndaro, Eurípides o Virgilio... Todo hablaba de nosotros, toda estrella vista, todo montículo vislumbrado, todo

La Felicidad que Transita (poema revisado, 2009)

Imagen
Buscar la felicidad que nos eleva, nunca la que nos acomoda. Dejar los ojos entre líneas de libros esquivos, Borrar las zanjas del pasado. Olvidar el dolor. Olvidar quien lo causó. Buscar una felicidad lúcida, nueva, iconoclasta; Que nos trascienda y nos atribuya al hacernos sentir Partícipes y plenos ante un mundo que quizás no nos comprenda. Olvidar siempre, olvidar todo; respirar de nuevo y borrar de los corazones La ponzoña del veneno y el rencor. El amor es así: “Hice lo que tenía que hacer” – En verdad, ¿eso hiciste? – Tu partida fue el mejor regalo que jamás me hicieran. Olvidar, olvidarte, olvidado…. Conjugo con gracia las fuerzas de la memoria y me mezclo con ella. ¿De veras pensante que tu mediocridad de necio me tocaría? Olvidar, olvidado, olvido…. Rueda y conjuro permanentes. Cantar al Universo, con la garganta mirando hacia las estrellas: nuevos amores, nuevos universos, muchas posibilidades venideras. Cuerpos nuevos que transitar con gozo y la ternura que ignoraste ya per