El Teorema de Euclídes


El Teorema de Euclídes esconde la ley que marca con pura perfección cuerpo y materia, luz o rostro hechos a imagen y semejanza de un potente Creador (demiurgo de su miseria) Sólo el cuerpo que es alma cumple a la perfección los designios de Zoroastro, de Belcebú, de aquel antiguo Zaratustra. Antiguos dioses o soles sin firmamento que también dijeron su ley, hoy inconclusa.


No haya mandamiento, sino puro límite y pureza devorados. Escombros del entendimiento para construir una ley antigua que hoy nos sirva, nos pronuncie, nos prescriba y designe la magnitud del caos que nos habita. Somos hijos de un Dios huérfano que quiso ser dicho mas no sin zozobra, no sin dolor, no sin llanto.


Dame esa línea infame que es tu cuerpo, rómpeme si es ese mi destino o márcame el camino donde todos seremos confundidos por una fe perversa. Danzamos dentro del caos que nos representa. Morimos absortos en el abuso, colmados en la mansedumbre tumefacta del deseo. Erigidos y repletos de mentiras como letanías sordas y vacuas, escritas en lenguas imprecisas o conjugadas en los salones del sexo sin amor, del amor sin rostro y del llanto sin futuro.


No consigo seguir esta ley, el teorema euclidiano no responde a ley ninguna sino al absurdo más asombroso. Dignos de un pasado huérfano un mismo declive nos espera. Más allá no habrán danzas, ni sabios, ni ley que nos ampare o represente; nada ni nadie que marque el camino sin luz y sin destino que nos espera. Tristeza moribunda, prostíbulo cenizo roto sin clientela, sin la alegría del cuerpo, sin dicha en el amor.


Corruptos de vacío.


Esta es la tormenta que cantan mis dedos sobre el teclado frió. Efervescencia febril, abrupta, imprecisa y loca: variedad de nuestro destino. Erigirse en escombro no es fácil, soportar la existencia o la angustia antigua que es aurora sin desvelar, tampoco. Los filósofos y los sabios supieron el porqué de sus mentiras. Desde Éfeso a Macedonia, desde Alejandría a Constantinopla, de la Meca a Belén: el hombre fue la historia mejor contada. Una mentira piadosa sin magnitud: Un fallo del redentor.




A los profesores: Miguel Morey, Rafael Argullol y Fina Birulés (sin ustedes no hubiera encontrado el camino... ) Facultad de Filosofía - U.B.

Comentarios

Lo más leído

EFEBO (Un Poema Preciosista), revisado

EN UN LUGAR DE FARFIRSA (nuevo)

YO REGRESABA (revisado)

EL PERFUME: DÍAS DE 2012

POEMA BREVE (nuevo)

LINDSAY KEMP: el hombre que vino del cielo

EL MUCHACHO GRIEGO (101 Kid), nuevo

La Sed de las Palabras

INVIERNO EN EL ECUADOR (revisado)