Cuarenta y Tantos
A parir de los cuarenta la vida cambia. Vivimos entonces lejos de las cosas pueriles y fatuas. No lejos del brillo y la luz del amor, sino en su perímetro. Es mejor así. Tú, que apenas cruzas hoy la acera de los treinta; me lo sueles recordar. Falta que te apliques el cuento y que amuebles mejor tu cabeza y planches de arrugas el corazón. Todo tropiezo deviene en error... y lo sabes.
Tengo que decir que pensé que sería más fácil. Pensé en mis artimañas y mi destreza, que la mera sinceridad vencería al tiburón del odio y la indiferencia. No. Admito que no me importa y que no me va a importar.
Tengo saldo en mi alma para el más allá.
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