El Corazón del “Otro”
No incendies más el vuelo de la rosa olvidada,
Ni que falsas promesas te colmen.
No haya ofrendas de coptos suspiros,
Ni manantial en lágrimas
O arreboles de olvido.
Sí, dame tu voz,
Sólo tu voz en sangre.
Que la vida pase y en su olvido
Regale voces en flor:
Silencios en crepúsculo,
Suspiros de leves lamentos;
Charquitos de tristeza moribunda y nubes,
En cielos socarrados por la pasión.
Dame sólo tu cuerpo
Cual dominio,
Cual poder…
Y ese abrazo: tan solo hecho de fuerza.
El amante nunca admite
Que su amado es superior a él
Pues allí, en la secreta admiración
Reside el poder del uno
Sobre el corazón del otro.
Foto: Luizo Vega
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