TOBIAS DESANGELADO
Menos mal que estás ahí, del otro lado de la elipse, callado y constelado en tu fragua de cieno. El sol en su fronda, tus dedos picotean el cartón de la cajetilla de tabaco. Parece que eso sea la eternidad, ese repicoteo absurdo... Ese es el instante de tu muerte.
Se van las cosas, las personas y los "yoes", se va la espuma de la fama, la ilusión y el halo de tu frenesí. Te quedas solo y a solas con la bruma de tu pensamiento mientras el mundo sigue sin tu permiso y lo peor, sin notarlo apenas.
Como siempre la visita al tiempo es inminente...
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