Hedor y Espanto (Crónica de una Sociedad Anunciada)
Por los tejados pútridos de esta ciudad existe un hedor a cieno y espanto. Símbolo de este mundo tan nuestro, tan lejano y distante que inculpa a diario a cada uno de nosotros. Esta improductiva acción es una buscada argucia del “ego” o del “yo” – según gusten – que nos desborda y afecta a todos y todas por igual.
Somos hijos del espanto más antiguo, lo malo es que en dicho trámite perdimos el origen primigenio y llenamos esta pérdida de oro y amianto. De luces y consumo. De video-juegos y consolas, de telefonía ingrata y sofisticada comunicación; para tener nada que decir. O bien poco, a lo sumo…
Nada para el intelecto. Todo es ofrecido sin mácula al deseo.
¡Ya todo es suciedad y saciedad! Ya, díscola ambición que se nos fue de las manos y nos arde en la mirada. Y ahora nos miramos el obligo de nuestra oblicua desdicha y nos sentimos a veces ingratos y a veces; falsamente recompensados. La sociedad es ya un sistema que nos devora, que nos grita y se come a nuestros hijos, a nuestras hijas; y devora la ilusión de nuestros “yoes” incesantemente y hace aguas por todas partes.
Da igual, si nos duele, que duela hasta el final – aseveran algunos indiferentes – Disimulo y doblez son nuestra norma, la otra: el exceso de imagen y lujo; cuyo resultado es la insatisfacción. Es este nuestro mundo hecho de suciedad, hedor, y despropósito. El poeta recoge apenas los restos de este naufragio histórico inexorablemente y lo vuelca en palabras. Ardua tarea amigos la de ser el espejo del mundo. Se nos acabó la lírica… - dicen - (pero esa es una lectura perversa, en la que ya no creo)
Queden ustedes en paz y coman espanto y exceso para saciar el hambre insólita de su desolación; a la que con torpeza llamamos crisis.
Somos hijos del espanto más antiguo, lo malo es que en dicho trámite perdimos el origen primigenio y llenamos esta pérdida de oro y amianto. De luces y consumo. De video-juegos y consolas, de telefonía ingrata y sofisticada comunicación; para tener nada que decir. O bien poco, a lo sumo…
Nada para el intelecto. Todo es ofrecido sin mácula al deseo.
¡Ya todo es suciedad y saciedad! Ya, díscola ambición que se nos fue de las manos y nos arde en la mirada. Y ahora nos miramos el obligo de nuestra oblicua desdicha y nos sentimos a veces ingratos y a veces; falsamente recompensados. La sociedad es ya un sistema que nos devora, que nos grita y se come a nuestros hijos, a nuestras hijas; y devora la ilusión de nuestros “yoes” incesantemente y hace aguas por todas partes.
Da igual, si nos duele, que duela hasta el final – aseveran algunos indiferentes – Disimulo y doblez son nuestra norma, la otra: el exceso de imagen y lujo; cuyo resultado es la insatisfacción. Es este nuestro mundo hecho de suciedad, hedor, y despropósito. El poeta recoge apenas los restos de este naufragio histórico inexorablemente y lo vuelca en palabras. Ardua tarea amigos la de ser el espejo del mundo. Se nos acabó la lírica… - dicen - (pero esa es una lectura perversa, en la que ya no creo)
Queden ustedes en paz y coman espanto y exceso para saciar el hambre insólita de su desolación; a la que con torpeza llamamos crisis.
Texto: Santiago Calleja
Foto: Juanjo Mieres
Me parece ser el primero en dejar un comentario y como la puerta estaba abierta he entrado sin permiso de nadie para hacerlo, la verdadera intención no es en si dejarte una opinión de lo que he podido leer en tus textos ya que me he quedo mudo (supongo que les ha pasado al resto de las personas que entran aquí), por ese motivo este comentario va para ellos, animaros a dar una opinión, creo que todo artista se merece una opinión, da igual que sea critica, certera o llena de elogios pero es importante, así que Santiago te felicito por esos trocitos de tu obra que nos regalas en cada actualización para mí es un placer poder colaborar con mis fotos, de no ser por ti estarían archivadas en mi ordenador esperando algún día salir de el , muchas gracias.
ResponderEliminarJuanjo
Gracias mi querido Juanjo por tu comentario.
ResponderEliminarLa poesía reside en el olvido, ese es su ámbito. Lo curioso es ver como a pesar de ello, nos habla del mundo, del mundo de las emociones y los sentimientos; en ese sentido, la poesía es un límite del mundo.
Y ya sabemos que los límites nos enfrentan a nuestros miedos. Yo estoy acostumbrado al silencio en poesía (y a su libertad)
Tu fotos no merecen permanecer mudas, así que de ti depende... Busca y encontrarás.
Besos y gracias por tu colaboración, que espero no será la última.
Santiago Calleja