PROMETEO Y HEFÉSTO


La tempestad anunciada por Zeus se había iniciado. Luego que hubo amainado un poco, acudieron los primos de Prometo: Fuerza (Cratos), Violencia (Bía) y por último Hefésto quien estaba terriblemente enamorado de él: << Venimos con el viento y el rayo primo, y serás esposado y condenado por Zeus a ser recluido en la montaña más alta del Tártaro a que un águila te devore el hígado por el día y te crezca de nuevo por la noche y así serás ejemplo de maldición eterna >> 

Por haber engañado a Zeus y desafiado su palabra, Prometeo, uno de los diez mil Titanes hijo bastardo de Zeus, luego que hubo robado el fuego para entregarlo a los mortales y que poseía además el conocimiento profético de la persona que un día derrocaría a Zeus; se negaba a divulgar cualquier información que pudiera empoderar a sus primos... en especial a Hefésto.

La tempestad anunciada por Zeus se inicio de nuevo. Un coro de Dalias y Valquirias canta a lo lejos.

Luego llego Íos, hijo de la tormenta, quien sostuvo al titan hasta hacerle sangrar las muñecas. Una vez allí, se retiraron todos a llorar de locura. Prometeo hijo de Zeus y una mujer humana, amaba tanto a Hefesto que cada lágrima derramada se convertía en un mundo lleno de planetas. Así se formaron los cielos y las galaxias: << Por el amor de un dios a su primo, por el odio de un titán hacia su padre; los hombres ahora nos enamoramos >>

La tempestad enviada por Zeus ya se ha iniciado y solamente podrá librarse de este destino si un descendiente directo de Zeus fuera en su búsqueda (cosa poco probable, pues: ¿quién del Olimpo osaría contradecir al Dios?. Mientras tanto, Prometeo llora cada noche encadenado a su montaña pensando en el día último en que regale un collar de lágrimas a su amado Hefesto. 

El amor nacido del infierno, del Hades y de una pasión inconclusa es eterno. No ha de extrañar lector; que nos vaya tan mal a los mortales en las cuestiones del amor.

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