Mi nombre es Dorian Gray


¿Se imaginan si el personaje de Oscar Wilde se hubiera encontrado (salvando las distancias contextuales) con el famoso mito griego de Morfeo. O mejor aún, con Sísifo encadenado al palo de su mástil para no sucumbir ante el canto de las sirenas rumbo a Ilion..., o con su equivalente y rival simbólico: Narciso? ¿Recuerdan?: Aquel muchacho griego enamorado de su imagen gastada en los espejos, sorprendido por la inquietante relación de su imagen frente a su yo; enamorado de mi mismo... Sorprendente la reflexión de Wilde sobre la soberbia y la maldad humanas y también intrépido tema la cuestión sobre los límites, sobre lo correcto e incorrecto en plena sociedad Victoriana. O sobre el pretexto; enmascarado del amor “homo” y su contención dentro de la estricta sociedad inglesa decimonónica.

En el “Retrato de Dorian Gray” y a propósito de la película recién estrenada en 2010, se plasma tácitamente la reflexión sobre esos seres bellos y extraños (malvados y núbiles) que proyectan su destino trágico sobre un vástago de personajes a los que encadena y manipula la seducción y la decadencia. La pregunta subyacente es ¿y si pudieras hacer lo que quisieras? - Se trata de la cuestión moral del "límite" dentro del contexto romántico tardío.

Nadie entiende a Dorian más todos le desean, todos quieren ser él, besar, abrazar aquel cuerpo y aquella boca perfectos, de puro tacto (aunque le teman). Un pacto diabólico que se proyecta sobre la forma viva de su retrato que hace las veces de alter-ego del personaje, de espejo de Lewis Carroll. Pintado por su amigo Basil Hallward, pintor; pederasta idílico y su amante simbólico aunque real (de Dorian) Lord Henry Wotton; ambos enamorados del “icono-manipulador”, comprueban como monstruo y belleza surgen intactos en su amigo Dorian; mientras que es el dibujo, el cuadro (símbolo del alma de Dorian) quién en efecto; envejece y refleja el pecado de sus actos, de su error idólatra; el de sus asesinatos... El retrato es la “voz en off” o “suerte de conciencia” que rivaliza con su real personaje: Dorian Gray. Es el límite de la ferocidad humana lo que plantea en esta novela (Nadie mejor que Wilde quien sufrió en sus carnes el peso de toda una época, acusado de inmoral, decadente y sodomita; podría manejarse mejor con personajes tan macabros y desdichados y a su vez; tan libres).

Todo sucumbe a la belleza y se justifica con la maldad ¿O quizás sea a la inversa?

Lo que está en tela de juicio es la pulsión sexual por lo bello y lo terrible del alma humana y el dolor sobre lo bello inabarcable, el sentimiento “homo-erótico” en la moral victoriana, relegado al ineludible “drama-tragedia” y también el paso del tiempo. El tiempo como algo ineludible, como verdadero asesino para Wilde. Lo sublime y lo efímero de la belleza se encarnan en la maldad como castigo –diría– y en el inescrutable paso del tiempo... Oscar Wilde supo bien quien era Dorian Gray y lo que pretendía provocar... el tiempo, el alma y la idealización “romántica” de la belleza, tiránicamente manchada por el crimen sumada a la egolatría de un personaje que se redime a través del asedio y la muerte de quienes lo pretenden. Es tal su grado de debilidad, de indefensión; que tan sólo le resta “la maldad como forma de amor” (de amor hacia sí mismo). Este es Dorian: un alma de belleza aterradora.

La belleza física es a lo único que no está dispuesto a renunciar ni "Wilde-Dorian”; ni nadie poseedor de tal tesoro. Un tesoro con dos filos, dos puntas hirientes; trágicos desenlaces que en la obra (única novela escrita por Oscar Wilde); que se resuelve con la muerte de su imagen en el agua de Narciso, es decir; en el lienzo que dibuja su alma... destrozado por el puñal de su homónimo, el propio Dorian Gray.

Dorian Gray faltó a su pacto por arrepentimiento y lo pago con su muerte. Pero no falto a su halo de inspiración: la belleza que lo hizo demoníaco y bellamente abominable.
“Toda influencia es inmoral Señor Gray, porque influir sobre alguien es darle el alma” – sentencia Lord Henry.


Santiago Calleja
A propósito de "El Retraro de Dorian Gray"
Director Oliver Parker - UK (2010)

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