Amor Herido (pero no hundido)


Éramos la niebla, la luz que salía de un costado, un abrazo.
Fuimos mendigos y luego reyes sin reinado para más tarde volver a tierras lejanas,
Aquellas que abandonamos.

Tomaste mi mano un rato que un año y medio duró y caminábamos juntos como lo hacen
Los enamorados.
Temblor y fulgor, pulso, amor y desmesura.
Eras el muchacho de mis días y yo la luz de una esperanza de selva y azabache.
Viniste para enseñarme el límite fijo de la navaja de mi dolor.
Yo asistí a este curso de amor amargo y dulzor envenenado cual chiquillo en el “kínder”

Cuánto amor,
Cuánto amor.

<< Te marchaste lentamente y te llevaste cosas que ni siquiera eran mías. No sólo amor, no sólo los besos que te di >>

Cuánto amor,
Cuanto amor.

Te fuiste lentamente y te llevaste las llaves de mi puerta.
Desde entonces mi alma está abierta.
Abierta a la esperanza.

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