Embriágame (La Orgía)
Anoche me acosté con todos vosotros, poetas, mis ladrones de vida y deseos. Al abrir un libro fuiste saliendo uno a uno de entre las hojas y postrando cuerpo y figura alrededor mío con vuestros cuerpos ilustres y llenos de pedernales, me tomasteis...
Kavafis mordía mi cuello son suave benignidad de gato lascivo, Wilde ya había introducido su mano sin guante en mi entrepierna y la acariciaba mientras al oído leía fragmentos de su “De Profundis”. Con Allen Ginsberg se desató la orgía y yo ya era vosotros y vosotros yo mismo y quería ser abusado. No vino sólo aquel, también Ana Rossetti, la italiana ofreció su pechos y su vulva al santuario encendido de la pasión.
De pronto con turgente presencia y lúgubre mirada surgió Pasolini quien hundió su boca en la mía en busca de mi lengua.
Al despertar, os habíais marchado todos y desnudo, las sábanas revueltas y mal decirlo, manchadas por el exceso; quedaron sobre el aliso de mi asombro. Dormir con los poetas es a fin de cuentas, un ardid como los otros.
- Pensé -
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