LA PENA DE LOS POETAS
Y así nos vamos construyendo a fuerza de golpe y martillo, de punto y coma y de punto y seguido; de renglones y estrofas. Así, urdimos verdades y sueños para otros, porque para salvarse quizás hagan falta diccionarios, gramáticas y otras objetos punzantes.
Para que nos salga la verdad por la boca, a golpe de verso y latido, y se acabe la pena de los poetas.
Hay poetas malditos y hay,
Malditos poemas...
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