El Invento del la Lucidez

“Por favor si se encuentran con algunos de mis personajes y criaturas; créanselos porque me los he inventado”. Son palabras imaginativas y luminosa del reciente premio Cervantes 2011. "Ana María Matute", elegante, luminosa en su inocencia  adulta y frágil; conmovió a propios y extraños en Madrid con este final de discurso al recoger el galardón sentada elegantemente en su silla de ruedas empujada por su hijo y bajo el auspicio de eminecias literarias y por supuesto; los Reyes de España. 

Pero lo que me llama poderosamente la atención y no dejo de darle vueltas; es como el poder de esta frase contiene el primigenio sentido de algo verdadero y a su vez, lastimoso: "Hemos matado al niño que llevamos dentro y nos hemos transformado en adultos" (mal que nos pese); más o menos felices; más o menos vivos. Soportamos renuncias, crisis, aplazamos  sueños; nos resistimos a la esperanza, a inventar y es que nos han hecho creer que los cuentos, las ficciones y la poesía son algo propio de incautos, algo caduco (y desde luego, no apto para todos los públicos). Ha tenido que ser la "Matute" quien nos lo recuerde...

Escuchen, acerquen sus oídos (un poco más…): "Eso es mentira" No lo digan a nadie porque pensarán que están locos, les mirarán por encima del hombro y sentirán lástima o torpe incomprensión. Entonces; cuando esto les ocurra; si transitando por el azar de la vida tropiezan con alguno de estos personajes que les señalan con el dedo de su ignorancia; por favor: “No se lo crean: porque no son inventados”