Holografía Acariciable

Vosotros no me podéis comprender... No os culpo. Vosotros vinisteis a mostrarme el norte del deseo y el sur de la desesperación. Vuestros cantos son los signos del delirio y la embriaguez. Vinisteis de puro imaginarme sin conocerme, a traerme el olvido de mi imagen gastada en los espejos.

Vinisteis a recordarme el amargo sabor del ocaso que no volverá a repetirse y la noche de los poetas negros que os llevará, de la pluma de la inspiración gastada por lo cotidiano, al incógnito sendero de la imaginación. Yo no os nombraré. No os nombraré pues soy el objeto sin alma que canta mi voz, el haz imposible de las flechas de cupido. Una casualidad o quizás un amanecer que no sucederá.

Yo no estaré allí para cantaros, ni mi voz os dirá con júbilo, ni tristeza, ni apenas alegría, ni llanto, ni nada que se parezca a este despropósito siniestro de nuestro encuentro. El juego del azar os pierde, os ilumina y os atribuye justo ante el abismo que os aclama. Ver mi holografía, es acariaciable. ¿Me veis? Soy vuestro imposible en palcolor.

Esta es mi holografía, soy yo, mi yo nocturno y diabólico, un poeta profeta de la nada; el que llega vencido y jura que un día volverá. Un loco de las palabras y los juegos de alcoba, un espejismo - en fin - en busca de su propia identidad: Vosotros sólo guardar silencio, ver mi holografía, ver su color de sombra poetizada.

Mirad los símbolos que emborronan la verdad que os está prohibida.


Texto por Santiago Calleja
Foto de Luizo Vega