EGÓLATR@ (nuevo)
Vivo del humo y del aire,
de un suspiro que salió de tu costado.
Me pierdo en los espejos,
en las laderas de los ríos mudo mi talle.
Hago espadas con los deseos
para luchar en los mejores torneos.
Busco el humo de tu mirada,
me alimento con cada sílaba robada.
Nada es mío, nada me pertenece.
Soy por ende en los demás:
Animal de la noche,
vampiro de la mañana.
Nada creo que no haya consumido antes.
Juego al cerco y al laberinto.
Nada me es dado, ni la belleza siquiera,
ni la fama de fauno… Nada es mío.
Has puesto en mí todo lo que en ti quedaba.
Ven, toma este cuerpo y gime con el viento.
Me muestro en todo y me presto al deseo
solamente por el placer de mostrarme
y me vanaglorio por ello.
Atravieso los espejos de tus ojos
que son un sendero huidizo.
Tampoco ese mérito es mío.
Soy tu holografía acariciable,
visión de un mundo virtual y canalla.
Aplaudid, aplaudid… ¡Con júbilo os bendigo!
He robado tu deseo
— ¿Lo sabías? —
Lo he colgado en las iglesias
para alabar mí nombre
y así ungir me de espanto.
Si me viste, no me has conocido.
Si me deseas, tan sólo al viento quisiste.
No me mires con recelo pues igual que Narciso
enamorado de Eco (ninfa lejana),
al mirarme dos veces
desaparecerás para siempre.
Vivo en el humo; en el aire me elevo.
Busco un suspiro que salga de tu costado.
Pruebo el sabor de tu mirada.
Otra vez cruzo tus ansias y tus puentes
y me quedo velando la noche
como un leopardo herido.
Me alimento con cada sílaba robada.
Nada es mío, nada me pertenece:
nada es para siempre.
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