Dádiva



Cuando tengas un minuto
Regálame un minuto de tu alma.
Cuando una hora te sobre,
Regálame la eternidad en tu mirada.
Sin tiempo el amor no vale nada,
Ni beso,
Ni abrazo,
Ni alma le reclaman.

Mas cuando el tiempo te sobre
Me lo dirán tus ojos
Como espejos o crisoles de rítmica mirada.
Nada vale más la pena que este esperar pausado,
Sereno,
Cansado,
De amor dilatado.
Falto de pasión talvez,
Mas nunca ausente de esperanza.

La libertad se dice de muchas maneras.
El tiempo, como el amor en su fronda,
Sólo sabe de esperas y aceras largas.
¿Caminas tú hacia el amor?
- No, es él quien acude a mi llegada -
Impuntual (como siempre), inesperado y por supuesto,
Reclamando almas.

Dejemos hablar al tiempo
Deja que el amanecer te encuentre apenas dormido.
Mi hombro junto a tu hombro.
Nuestras miradas se igualan en el horizonte plomizo del deseo.
Que tu aliento colme mi alma de callados secretos entonces.
Antes del alba, cuando es tiempo de confesos secretos:
- Te quiero - , me dijiste al oído.

El amor se consume a sorbos lentos, como el buen vino añejo.
A lo lejos te veo marchar… hipnotizado, quizás en sueños.
Hasta cuando el azar nos devuelva nuestros cuerpos de nuevo,
En rutina de perfecto amor.
Diremos no, o diremos tal vez; si.
Mejor no digamos nada: dejemos hablar al tiempo.



Fotografía de Brouni Carlos (del albún "More" de Luizo Vega y Jesús Lucia)

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