Ese Tironcito de Corbata

Viniste a llevarte el tiempo: “He traído mi pijama de rallas” - dijiste - y yo sonreía. A batirte en duelo con la vida; con el cuélebre y el fauno mezclándote con el misterio. A juntar la sombra y el hálito de la pasión. A borrar mis días y beberte mis noches: a eso viniste tú y los tuyos. Que no al amor en fronda, a regalar pasión y maravilla y dulces besos, todavía (que sí, a eso también, lo sé; viniste)

A tenerte que marchar todos los días por la angosta estrofa de una poesía y al olor que luego dejaron tus besos de loco enamorado; distraído todavía. Y dijimos sí; que luego fue no. Y al final, era que sí. A eso viniste, al sueño y al cerco. Al roce perfecto y fugaz y al deleite errante de mis días. Mas; cuando detrás de mi espalda, pegado junto a mi oído me recitabas a Lorca tu voz de ruiseñor incendió el campo en llanto y los ángeles recogieron todas las estrellas pues tú las eclipsabas con picardía.

Camarada ¡Loco de la pasión! ¿Quien fuera alma tuya? ¿Quién piel aterida?. Para robarte los días que vendes a las gacelas en el cieno de tus días. Si yo pudiera, que no puedo; te robaría las horas de todos tus momentos y compraría por un puñado de besos; el tiempo que te daría.

¡Ay! corazón errante, gacela sombría; que te llevaste mi alma a donde yo no quería.

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