NOCHE DE REYES | Deluxe
Tocábamos a tres:
uno hecho de pasión,
otro para el olvido;
el tercero en discordia...
era yo.
Al día siguiente nada quedó:
ni luz, ni sombra.
¡Nada!
Tan sólo una difusa ansia de fornicar.
Y vino la noche entonces y se llevó las estrellas
dejándose los sueños encendidos.
Ah... ¡Los sueños, los deseos ¡
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