EL OROPEL DEL ORO (nuevo)




Considerarse conocido de Dios,
buscar su complicidad y su beneplácito,
despreciar todos los naufragios y regalos del alma;
todo los salmos que nos aguardan y nos acogen
no es ni satisface plenamente las malas inclinaciones.

Es más, siendo lícito,
carece de un auténtico desempeño.
Todos nos vemos conmovidos
y sorprendidos por un vacío
que urge ser llenado de significado.

No gusta la torpe soledad del proxeneta,
el inútil dolor del desdichado:
el alma ahogada de aquel que busca el amor
y no lo encuentra.

Torpeza tras torpeza,
Dios accede a tomar de nosotros aquél afán
sin la voluntad a ser apreciado allí arriba.

Sin la certidumbre de gobernar de cierto
nuestra fe inconclusa.
Él, la toma entre sus manos
en una mansedumbre irredenta.
El amor llegará más tarde… si llega.

El privilegio de ser conocido por Dios
puede parecer insuficiente para algunos,
mas no el oropel de mi afán por Él.
A lo peor, el único afán con verdadero significado.

Comentarios

Lo más leído

Amar sin ser querido (de Manuel González Prada)

COMO QUIEN AMA SU DOLOR (revisado)

EFEBO (Un Poema Preciosista), revisado

EN UN LUGAR DE FARFIRSA (nuevo)

YO REGRESABA (revisado)

EL PERFUME: DÍAS DE 2012

LINDSAY KEMP: el hombre que vino del cielo

PECATOR (Et In Arcadia Ego), nuevo

EL MUCHACHO GRIEGO (101 Kid), nuevo