TENGO HAMBRE DE TU ALMA (nuevo)
TENGO HAMBRE DE TU ALMA
(a Jon John)
Los esqueletos quietos de la noche
hablan el idioma de los incautos.
—“¿Qué
puedo decir? “—, pensé.
Te has muerto para siempre
como todos los muertos de la tierra.
Te has muerto pero no te has ido todavía.
Lento por las aceras ruge el viento que
te vio.
Todavía, te mecen las horas y los días
que te nombran.
Te has muerto para siempre. Y te
marchaste,
con un montón de perros agrupados y mi
desafío.
No verte es, no verte más.
Te agobia la prisa; la prisa es la
prisa.
Yo te veo en el entierro que tú querías,
con la sombra de tu alma,
elegante como el paso de un ángel.
Dame tú, el tiempo tierno del nenúfar
o el olvido del idiota.
Dame algo que me quite el hambre,
y esta tristeza de hilo blanco,
para hacer pañuelos
y plañir tu llanto.
Dame acaso el lado de un tiempo eterno
que dice invitarme cuando a mi me llame,
la vida rota, hacia otra parte.
Dame el momento que no tuviste, un rato…
un lapso eterno de lima y limón, flor
de amianto.
¡Suspiro y barro!
Tengo hambre de tu
alma, sin más:
caminito blanco.
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